¿Y cuando fue que la derecha descubrió en
Chávez tantas cualidades como ahora le destacan? Que yo recuerde, el discurso
de la oposición aludió siempre a un militarote ignaro, sin sensibilidad social,
soez, gran demagogo, autoritario, con
una perversa capacidad de imponerse, ninguneándolos, a quienes le rodeaban.
Ahora, cuando el objetivo es descalificar a
Nicolás Maduro como candidato a la Presidencia, le descubren al Comandante un
liderazgo que no deja de sorprender. El asunto ha llegado a tanto, que la
propia Asociated Press pareciera haberse convertido en agencia publicitaria de
Chávez. Para la A.P. de estos días,
Chávez estaba dotado de un asombroso vigor y un travieso humor; poseía un
estilo magistral para expresarse y una presencia carismática que cautivaba a
sus seguidores. ¿Qué tal?
A raíz del deceso del Presidente, asombra
tantos opositores que acaban de descubrir sus virtudes. Y no me refiero a quienes
por respeto le dieron una tregua a los insultos, sino a aquellos que, en un
verdadero salto de talanquera discursivo, dicen hoy exactamente lo contrario de
lo que dijeron ayer.
Prefiero a los que no amainaron un ápice en
su histeria. Decía San Pablo, o frío o caliente porque tibio lo vomito. Me
quedo, pues, con la frialdad o la calentura, depende de cómo se mire, de un
Vargas Llosa, por ejemplo. Para el
ilustre escritor, ahora en fase de senilidad aguda, Chávez no era sino un
resabio del caudillismo del siglo XIX; contrariamente, le parece de lo más
progresista que el Rey de España, parado entre su querida y su elefante recién
sacrificado, le confiera un título
nobiliario del siglo XIII.
En fin, todo se vale si el resultado es
contribuir con la descalificación de Maduro, de quien ya se nos ha informado
que no tiene ni la fuerza, ni el carisma, ni la formación, ni la osadía, ni la
madurez que sí tenía Chávez.
Esta es la gente que la tiene tomada con el
asunto del autobús y el chofer y de otras estupideces que los aleja, cada vez
más, de esa mayoría de venezolanos cuya vida transcurre en oficios como el de
chofer u otros similares, oficios que le parecerán a la oposición igualmente
despreciables. Se trata de la misma gente que en otros momentos apoyó la candidatura de verdaderos pelmazos
cuyo nombre no cito por respeto, pues ya están todos muertos, incluido Manuel
Rosales. Vale preguntarse además qué clase de candidato le oponen a Nicolás
Maduro ¿Será que no lo ven cuando balbucea en televisión? Capriles es la prueba
viviente de un fenómeno contra natura que consiste en tener el pensamiento más
lento que el lenguaje.
Reflexionando en esto último, me pregunto
si estaré en lo correcto al pensar que la oposición habla bien de Chávez para
poder afincarse contra Maduro. Tal vez la explicación de esa cortesía resida en
el temor a hablar mal de un muerto, no suceda que los jale por los pies durante
la noche, como indica la creencia popular. Nada teman, al fin y al cabo llevan
catorce años acostumbrados a que Chávez los jale de una derrota a la siguiente.
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