miércoles, 3 de julio de 2013

La casa de la bahía: esta antiquísima contemporaneidad


Alexis Fernández ha escrito más que una novela una epopeya. La epopeya incorpora los fundamentos de la constitución histórica, cultural y anímica de un pueblo. De modo que, a pesar de que los hechos que narra se sitúan en un pasado remoto, tales hechos son en verdad elementos activos de la razón de ser del conglomerado humano al que atañen.
Se suele afirmar que la epopeya puede estar escrita en verso o en prosa. Alexis Fernández ha hecho una justa combinación de ambos géneros al producir una prosa cuyo carácter poético es capaz de ampliar sus significados hasta más allá de lo realistamente descrito o lo sucintamente narrado.
En principio, el centro del discurso de  La casa de la bahía es la figura de Manuel Trujillo Durán, ese zuliano avispadísimo que a finales del siglo XIX, mostró a los asombrados marabinos, producidas por su propio ingenio, las primeras tomas cinematográficas hechas en Venezuela. Y sin embargo, sin negar la trascendencia de Trujillo Durán en la historia zuliana y su rol principal  en el texto de Alexis Fernández, me parece que en realidad esa figura funciona en el libro más como catapulta de un intento que excede en mucho la reconstrucción novelada de la vida de un personaje de indudable importancia.
Si se hubiese tratado solo de Manuel Trujillo Durán, probablemente nos hubiésemos topado con una de esas crónicas en las que con un lenguaje más o menos elemental, se recoge un anecdotario que a juicio del autor reivindica al personaje como elemento importante de la así llamada zulianidad.
No hay nada de eso en el texto de Alexis Fernández. Lo impide en primer lugar el ya aludido lenguaje poético que el autor ha venido cultivando a lo largo de toda su obra, y que hace inviable una lectura plana y unívoca, como suele suceder en algunas crónicas sin condimento ni alma.
Pero además, Fernández ha llevado adelante la construcción de una experiencia hipertextual, como hace mucho no veíamos en un material impreso. Para ello ha incluido una serie de elementos que se despliegan frente a la mirada del lector como una pantalla por donde transita mucho más que la vida de Manuel Trujillo Durán. De hecho, lo que se despliega frente a nuestros ojos es el discurrir de un tiempo en el cual se fragua nuestra identidad como pueblo, como región, e incluso como país todo.
Fotografías, anuncios, facsímiles de periódicos, programas de mano, mapas, portadas de libros, viñetas y caricaturas exceden la mera función de ilustrar un texto verbal y son ellos mismos componentes de un  hipertexto en cuyos códigos se funde y acrisola un pasado que nos constituye aquí y ahora. Lo narrado y visto en esta obra puede que nos resulte distante en el tiempo, pero es imposible que nos resulte ajeno.
Así pues, la peripecia de Trujillo Durán, sus travesuras, sus emprendimientos, sus viajes y sus desazones, su relación con el entorno, su manera de enfrentar la vida, e incluso la muerte, cuentan realmente un proceso mediante el cual hemos llegado a ser lo que hoy somos. Nos muestra cuan antigua es nuestra contemporaneidad. No otra cosa es la función de la epopeya.   

Fernández, Alexis. La casa de la bahía. Maracaibo, PDVSA, 2013.

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